Está demostrado que el mejor tratamiento para el dolor de espalda crónico es el ejercicio físico. Cuando lo realizamos de manera programada, controlada y adaptada a cada persona, y trabajamos todas las capacidades físicas obtenemos unos beneficios que de otra manera sería imposible conseguir. Dentro de estos beneficios cabe destacar:

• La mejora de la resistencia cardiorespiratoria, el equilibrio y la agilidad.
   
• El aumento del tono y del tamaño de las fibras musculares, de la elasticidad de los ligamentos y de las cápsulas articulares.
   
• Favorece el depósito de sales minerales en el hueso, especialmente de calcio, y así podemos luchar contra la osteoporosis.
   
• Aumenta el colesterol bueno (HDL) y disminuye el colesterol malo (LDL).
   
• Actúa sobre el metabolismo de la glucosa, por lo que tiende a disminuir el riesgo de padecer diabetes.
   
• Disminuye el estrés y aumenta la autoestima y la socialización.